lunes, 19 de abril de 2010

Juegos en familia

Juegos divertidos para una noche diferente...



Busca una noche en la que todos estén en casa. Si no hay una noche en la que todos estén reunidos, aparte de tener un gran problema, tienes que fabricarla. Necesitarás atar algunos cabos para lograr que, al menos ese día, toda la familia se junte en casa.

Ten en cuenta que esto tiene que ser algo divertido. Pon una sábana sobre el piso y elige los temas para jugar; nada que los chicos teman. Tal vez, podrías elegir un tema hawaiano. Compra algunas piñas y otras frutas tropicales, y distribúyelas por el piso.

Todos deberán usar guirnaldas hawaianas y coronas de flores. ¡Incluso Bob Esponja vive en una piña bajo el mar!

A continuación, todos se colocarán sobre la manta. Cada persona, debe aportar una idea sobre el tema. Por ejemplo, cada persona podría hablar sobre lo que sabe o responder preguntas de los otros sobre Hawai. También se podría hacer una trivia de Bob Esponja.

El juego, en sí, no tiene que estar relacionado al tema; sólo la atmósfera y la conversación. De modo que, pueden estar jugando al “juego de la vida”, al “estanciero”, “Indicios”, “pictionary”, o a cualquier otro entretenimiento, sentados en una paradisíaca playa hawaiana. No importa cuál sea el juego.

Asimismo, podrían traer a escena el tema de conversación que han elegido durante los intervalos del juego. Cada vez que alguien caiga en un casillero amarillo, todos deben morder un trozo de piña.

Haz girar el dado y siempre que salga un seis deberán comer una avellana. Si el destino del juego hace que vayas a prisión o que retrocedas hasta el inicio, será tu turno de bailar el Hula-Hula!

Violencia Familiar!!!!

¿Qué sabemos de Violencia Familiar?
A lo largo de la historia siempre existió lo que hoy llamamos Violencia Familiar, pero no se la percibía como tal, porque estaba naturalizada, es decir se creía que la vida era así y no había cómo denunciar o cómo quejarse. Sobre todo porque las principales víctimas, las mujeres, las niñas y los niños eran considerados de una categoría inferior, carecían de derechos y, de acuerdo a las leyes, dependían de un varón: el padre o el marido, quien tenía el poder dentro de la familia y en las demás instituciones.
Al principio sólo unas pocas personas se ocupaban de este tema y no había ni conocimiento ni conciencia de que se trataba de algo tan grave y que afectaba a tanta gente.

Sin embargo, la realidad se hizo cada vez más evidente e innegable: se fue perdiendo el miedo y la vergüenza, se multiplicaron las denuncias y los testimonios de las víctimas, cada vez más gente se preocupó por hacer algo hasta que, en la actualidad, los gobiernos, las instituciones, los organismos internacionales, se han convencido de que la Violencia Familiar es un grave problema social, que afecta la Salud Pública, los Derechos Humanos, la seguridad, la calidad de vida, la educación y hasta la producción económica o el gasto del Estado que se ven afectados por lo que le sucede a las personas que padecen malos tratos.
Hoy seguimos entre todos construyendo la historia del compromiso comunitario con la disminución de la violencia pues todavía es largo el camino a recorrer y hacen falta muchos recursos para asistir y prevenir tanto daño.


Las diferentes clases de Violencia Familiar:


1. MALTRATO INFANTIL: Son situaciones no accidentales en las cuales un niño o una niña sufre daño físico, es privado/a de la satisfacción de sus necesidades básicas de alimentación y cuidados, se lo/a abusa sexualmente, o cuando se le hace un daño mental como resultado de una acción u omisión por parte de quienes tienen funciones paternas, maternas o es cuidador o tutor responsable. Los niños y niñas maltratados comienzan a tener problemas de aprendizaje, de conducta y de salud que no siempre son detectados y/ o comprendidos en su significado por la gente que los trata como las maestras, los amiguitos o los médicos pediatras.

2. MUJER MALTRATADA: El maltrato emocional y/o físico, el abuso sexual, el abuso financiero, los insultos, el abandono, la infidelidad o la amenaza de realizarlos, aislarla de familiares y amigos, controlarla de manera posesiva, golpearla durante los embarazos, etcétera, son las formas más evidentes en que un marido puede ejercer violencia hacia la mujer. Este tratamiento da por resultado una mujer anulada que pierde la confianza en sí misma, en sus capacidades y un progresivo deterioro de su salud psicológica y física.
Por lo común, estas conductas se entremezclan con momentos de arrepentimiento o de tranquilidad y demostraciones de amor, lo que a veces dificulta tomar conciencia de que el problema existe. Aunque los insultos o ataques físicos ocurrieran solamente una vez u ocasionalmente, establecen un antecedente de futuras agresiones y permiten al hombre violento controlar progresivamente toda la vida de la mujer y su entorno, dejándola aislada socialmente pero también desautorizada y rebajada delante de sus hijos.

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lunes, 12 de abril de 2010





"Los primeros maestros de los niños son sus padres, por eso necesitamos de su ayuda para educarnos en sociedad. Nosotros: padres, docentes y alumnos"